Entrada 12

-¿Qué hay?
-Aguapanela con pan
-¿Con qué?
-Con pan. 

     Un lema que hace mucho había dejado de oír, pero que dentro se mantenía tan fresco y tan vívido que casi lo podía escuchar. 

     El jueves pasado recibí una llamado de uno de mis mejores amigos con el que solía ir mucho a aguapaneliar. Ustedes se preguntarán, ¿qué es eso de aguapaneliar? Bueno, aguapaneliar es repartir una sonrisa, un saludo, un abrazo y una excusa para darle una identidad, por unos momentos, a los habitantes de calle que se ubican en la zona de la minorista hasta la iglesia metropolitana. Entonces, mi amigo me dijo que iba a ir con unos estudiantes para que vivieran una noche en las calles del centro y me pidió que lo acompañara, por supuesto dije que sí. 

     Llegamos a la casa de la fundación, al lado de la metropolitana, cargados con panes y panelas para donarlos. Justo en la entrada, toca hacer el distinguido llamado clave para poder entrar !LLAVEEEES¡ a lo que, en cuestión de segundos, le responderá una persona tirando las llaves desde el 4to piso de la casa. Entramos todos juntos y subimos a donde se prepara la aguapanelita, estaba lleno el lugar, lleno de historias que no podían esperar a ser contadas -muchos de los activistas de la fundación, en algún momento fueron beneficiarios de esta- Normalmente, en estar las 5 ollas se demora 3 o 4 horas, ese tiempo se invierte en hablar echar chachara y demás. 

    A eso de las 10 pudimos salir y empezar con el recorrido. Ver cómo la ciudad se disfraza de noche y cómo la vida opacada y excluida toma fuerza en la oscuridad de las calles es, simplemente, fascinante. Hay de todo, travestis que recogen su aguapanela con pan y aprovechan para ofrecer sus servicios o tocar alguito por ahí; abogados que estuvieron en la cima, pero que el vicio los trajo hasta el suelo; poetas que enloquecieron en los brazos del bazuco; políglotas que se ahogan en alcohol y perico; y uno muy especial es el diablo, él nos "cuida" en el recorrido, ese man es muy bravo, pero uno se siente seguro cuando está por ahí cerquita.

    La fila se hace más y más larga, lo que hace que las peleas entre ellos aumenten. Uno tiene que tener una mano fuerte y una voz imponente porque si no, ellos se lo comen vivo. Aunque, los mejores momentos de estas experiencias es cuando uno se puede sentar con uno o dos y escuchar atentamente las historias de cómo resultaron en las calles llevados por el vicio y otras cosas que halan muy fuerte.

    Uno de los estudiantes de mi amigo, se llama balbin y vive en manrrique, ya ha probado varias drogas y parches pesados, pero creo que esta vez, una dosis de la realidad le ayudará a enderezar un poco el camino. Esta y mil historias más pueden ser contadas en las calles de Medellín, sólo hace falta acercarse un poco y vivir el centro de noche. 

Comentarios

  1. Buenos días Santiago,

    Me parece muy importante y muy bella la labor que haces al "aguapanelear". Considero que más que comida, como tu dices, se reparte afecto. Se le deja saber al otro que hay alguien que piensa en él o ella y que se preocupa. Me gusta mucho la forma en que cuentas el paso a paso de aguapanelear y el lenguaje, asi, vernáculo, como el de las calles que se recorren.

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