Entrada 8

     Hoy quiero hablar de algo personal con colores familiares. Como puede saber, yo tengo una hermana mayor que me lleva unos 5 años de ventaja, es madre desde hace 9 años y ha sido mi hermana por 23. Esta señorita que habita en mi corazón todos los días del año, me hizo tío en un momento inesperado y complicado de la vida de toda la familia.  Pero, eso no impidió de ninguna manera que amara a ese hombre pequeñito y delicado desde el primer momento en que lo vi. Él y yo, que por cierto se llama Matías, somo excelentes amigos, salimos a comer helado, salimos a montar bicicleta, practicamos inglés y, lo más importante, jugamos todos los vídeo juegos que podemos. En pocas palabras, somos un par de compinches que disfrutan una vida juntos.

     Hace alrededor de un mes, mi hermana se fue para otro país con la esperanza de encontrar mejor estabilidad económica para ella y para él. Esta decisión fue especialmente difícil para el niño, porqué es muy apegado a su mamá como cualquier niño a los 9 años. Lo he visto llorando y eso destruye mi corazón por dentro porqué entiendo el dolor de separarse de la mamá, ya que yo pasé por la misma situación cuando tenía 6 años. Intento alentarlo y explicarle lo que pasa, pero es un proceso lento y doloroso para los dos. 

     Pero, lo que realmente quiero compartir en esta entrada es mi incomodidad supliendo un rol de padre al que nunca aspiré. Ahora que Daniela no está acá, es a mí al que le toca ayudar a hacer las tareas a Matías, me toca llevarlo a las prácticas de deportes, me toca recogerlo en el colegio cuando puedo y estas labores son propias de un padre responsable que sí tiene, o bueno, por lo menos tiene padre. Me molesta un poco la actitud negligente del papá de Matías, porqué -suena un poco egoísta- me afecta directa y sustancialmente en el desarrollo de mi día a día, tal como me gusta mi día a día. Pasé de no preocuparme por horarios, a estar pendiente de la hora de llegada para alcanzar a hacer las tareas con un niño que a pesar de amarlo, no es mío.

     Todo esto suena como una queja, y lo es, pero es una queja que solo quiere ser escuchada, ya que el hecho de tener que ser responsable por el bien de mi sobrino es algo a lo que nunca podría decirle que no. Lo amo y me preocupo por él, el conflicto es que también me amo a mí mucho y es difícil lidiar con esa encrucijada. Espero que sea algo de costumbre y me pueda acostumbrar a esta nueva situación. 

Comentarios

  1. Hola, Santi.

    Yo también espero que te puedas acostumbrar a esta situación. Es muy difícil dejar este rol una vez te has encariñado con el pequeño, y más cuando no es tu obligación. Las responsabilidades no deben caer todas sobre ti, yo empezaría a establecer prioridades pero, ¿quién velaría entonces por el bienestar y cuidado de tu sobrino?

    Me gustó mucho esta entrada con respecto a la coherencia, la sintaxis, la adecuación, su forma en general. Lo que no me gustó fue conocer la actitud, no sé si desinteresada, pero sí tan desprendida, del padre con Matías.

    Espero le halles pronta solución a tu situación. Gracias por compartir esta entrada con tus compañeros.

    Saludos.

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